Lecturas

Hijos ingratos. Pascual Ortuño Muñoz, 2021
El libro trata de la problemática de padres con sus hijos adultos. Estructurado en una serie de relatos donde se nos muestra con toda crudeza los distintos conflictos que se producen en las relaciones entre padres e hijos ya adultos.
Los temas tratados son el mito del hijo emperador, al que siempre hay que servir, la violencia de genero sobre los hijos adultos, el impacto de la soledad de los viejos ante el abandono de sus hijos, las peleas por la herencia de los padres, la drogadicción de los hijos adultos, como afrontan los hijos adultos la separación de los padres
Nunca había reflexionado sobre la importancia de los profesionales que se dedican a estos temas, abogados, psicólogos, educadores sociales, desde luego supernecesarios cuando se presentan estos problemas.
Una lectura imprescindible para entender este grave problema de la sociedad actual. Alguna de las reseñas del libro dicen que es un reconocimiento a los padres y una llamada a los hijos para que comprendan a sus mayores, sin duda puede verse de esta forma, pero también es importante reflexionar sobre el excesivo proteccionismo de los adultos y del afán de cobijar y dirigir la vida de los hijos, no tendríamos que tener mas libertad individual en la toma de decisiones y no pensar tanto en el futuro y en el bienestar de los hijos. ¿Será ese excesivo control lo que puede dar lugar a algunos problemas cuando los hijos no consiguen todo de sus padres? Las personas y por lo tanto padres e hijos, estamos constantemente poniendo a los demás en la disyuntiva de la elección de dar la razón o de lo contrario perderemos la amistad, el cariño, el afecto, o los nietos.


El dia que vaig marxar. Albert Om 2021.

Me ha impresionado el libro, cuenta tantas cosas que he sentido y vivido, a pesar de tener algún año más que Albert, a pesar de estar educados en ambientas totalmente diferentes, quien no recuerda esa pasión por Francia, gloriosa frase de Serrat que Albert cita en su libro, nosotros no queríamos ser ni catalanes ni españoles, queríamos ser franceses. La sensación de que Francia era la libertad, como la habíamos sentido.

Precioso homenaje a sus padres, conmovedores relatos de sus vivencias, como esa generación se sacrifica para dar a sus hijos una vida mejor que la que habían tenido (unos por la guerra otros por la inmigración). Toda un generación que encuentra una vida durísima después de la guerra y sin embargo nos deja a nosotros una vida alejada de esa problemática y que se sacrifica para que estudiemos, para que saquemos la cabeza, me ha parecido un hermoso homenaje.

Genial la reflexión sobre la necesidad de pararse en un momento en la vida y de la mentira y el contrasentido individual de no poder hacerlo.

Algunas frases conmovedoras:

Què dirà la gent?” Encara que els fills contestéssim “la gent que digui el que vulgui”, això va calant.

“Tu rai, que t’ho pots permetre, que no tens fills, que quan tornis segur que trobaràs feina.” Poder anar-te’n uns mesos és un privilegi, però tampoc no he anat set anys sota una palmera… Per tant, si bé és veritat que “jo rai”, també és veritat que cadascú troba excuses per allò que vol.

“Els pares no es moren un dia, se’t van morint.”



Volver, de Iker Blanco, 2015


Ja arriba, ve volant, de Iker Blanco, 2015


Tractat de Pau, de Iker Blanco, 2016



La isla, de Giani Stuparich, 1942

La isla, narra una historia bien sencilla: un hombre entrado en años y aquejado de un cáncer terminal pide a su hijo que le acompañe a la isla del Adriático que le vio nacer; en ese ambiente reducido, de gentes sencillas que se enfrentan al mar desde tiempos inmemoriales, el segundo asiste a la decadencia insoslayable del primero sin poder hacer nada para evitarle sufrimientos.

Stuparich no elude nada: el mal del anciano es algo terrible, pero imposible de evitar. La pasión de su hijo es inmensa y desinteresada, pero nada aporta para que el viejo se recupere. Ambos son conscientes de que ese viaje es un periplo vital para que el padre pueda “despedirse” de sus orígenes, para que se arme de un ápice de serenidad ante lo que sobrevendrá de inmediato. El autor no ofrece asideros emocionales, ni consuelos tramposos: la muerte es inevitable; el sufrimiento también.
La historia se narra de forma alterna desde el punto de vista del padre y del hijo, y el gran acierto reside en ese intercambio de miradas, en la posibilidad para el lector de asimilar una misma experiencia desde dos puntos de vista tan diferentes. El padre asume su destino con una imperturbabilidad recia, de hombre luchador y aguerrido; el hijo, aunque sabedor del final irrevocable, mira a su progenitor con los ojos de la infancia, desde una posición en la que añora la figura que fue y que se lamenta y sufre por el deterioro palpable que observa. De hecho, durante el viaje trata de engañarse con la idea de que la isla insufla nuevas fuerzas al padre, aunque ambos terminen por abandonar el lugar de improviso por un súbito empeoramiento de su salud.
El punto fuerte de un relato tan sencillo (aunque desolador) es la prosa de Stuparich. Seca, ruda y árida, como la propia isla natal del viejo, expone los hechos con una frialdad clínica; ni siquiera los ocasionales atisbos de la conciencia de los protagonistas ofrecen un vislumbre de consuelo. El estilo es elegante, sobrio, pero amargo en su desarrollo: el lector se sumerge en un proceso de decaimiento y desaparición tan inevitable como oscuro. Y, sin embargo, el autor nos acerca a la parte más humana del ser, a la más amable, y quizá gracias a ello una historia de muerte se convierte, también, en una oda a la vida. Ante la valentía del padre, que encuentra en su estoicismo una nueva forma de placer, y el amor del hijo, que descubre al verdadero ser humano que se esconde tras la figura que él reconocía como padre.
En unas pocas decenas de páginas, Stuparich plantea de forma magnífica la necesidad de reconocernos como hombres para afrontar nuestra debilidad. La enfermedad o la muerte son inevitables, pero redimibles, de cierta manera, merced a nuestra capacidad de empatía, compasión o amor. Dolorosa lección la que inflige el escritor, aunque sea insoslayable.



Etimologicón, de Javier de Hoyo, 2013

El propio autor señala en la introducción de Etimologicón que su libro está dirigido a profesores, estudiantes y amigos de las lenguas clásicas, pero sobre todo fascinará a todos los amantes de la lengua y de sus curiosidades. Despues de la lectura del mismo, sin duda es así.

Javier del Hoyo doctor en Filología Clásica por la Universidad Complutense de Madrid y Profesor Titular de Filología Latina en la Universidad Autónoma de Madrid, donde imparte, desde 1984, lecciones de Latín medieval se ha inspirado en The Etymologicon de Mark Forsyth, obra que ha tenido un gran éxito en Reino Unido. No es una traducción, Del Hoyo trata de explicar los origenes y la evolución divertida, curiosa y desconocida de una serie de palabras del español conectadas entre si por un étimo determinado construyendo un relato coherente entre todas ellas y todo esto realizado de forma amena y accesible para todo tipo de lectores. (La edición del Circulo de Lectores - Planeta ha sobresaltado en color azul cada una de las palabras, así pueden localizarse fácilmente en el texto).

Volviendo de nuevo a la introducción del latín que ya no se estudia "sapere aude" atreve a saber.




La economía del miedo, de Joaquín Estefanía, 2011

El libro hace un recordatorio de todas las crisis sufridas desde 1970, y de esta forma relativiza los acontecimientos de esos años. El comentario del libro hoy lo transcribo de la contraportada, creo que es suficientemente aclaratorio.



Alguien escribió una alegoría. En ella, la Gran Recesión dice a los perdedores: lamentamos sinceramente el destino que habéis tenido, pero las leyes de la economía son despiadadas y es preciso que os adaptéis a ellas reduciendo las protecciones. Si os queréis... enriquecer debéis aceptar previamente una mayor precariedad. 



Éste es un libro de economía política que polemiza con esa falsa salida a la crisis. Para conseguir el control social de la misma se ha instalado «la economía del miedo». Este -que siempre ha sido un fiel aliado del poder- adopta rostros inéditos: ya no se trata de los temores tradicionales, que siguen existiendo, sino del miedo al «otro», al que viene a disputar los pocos empleos, a la inseguridad económica, a una distribución de la riqueza cada vez más regresiva y, sobre todo, el miedo a que nuestros representantes, aquellos a los que hemos elegido para que nos a ayuden a resolver los problemas públicos, no puedan hacerlo porque las decisiones ya no se toman en los parlamentos, sino en otros territorios alejados, oscuros e impersonales. Se ha multiplicado el poder fáctico de los mercados. El dibujante El Roto lo ha resumido en una viñeta que decía: «Tuvimos que asustar a la población para tranquilizar a los mercados».





Los ciudadanos temen que sus hijos vayan a vivir peor que ellos. Y estos últimos opinan que el sistema que no les acoge con normalidad es fallido, corrupto, indiferente e irresponsable.
Un siglo después, ha vuelto el debate sobre el equilibrio entre la democracia y el mercado.



De Newton a Apple, provoca tu talento, de Fernando Alberca, 2012.
Este fantástico libro me ha enseñado muchas cosas, principalmente, me quedo con tres. La primera es que el talento no es algo mágico o improbable que tan solo lo disfrutan unas pocas personas, el talento está presente en todos nosotros y solo es cuestión de provocarlo o estimularlo para que este de sus frutos. La segunda que quiero remarcar es que muchas veces el trabajo en equipo es sumamente importante para nosotros, me explico, muchas veces el talento de una persona brilla cuando lo hace el de sus compañeros, creando un buen ambiente de trabajo en el que conjuntamente se pueden lograr grandes cosas. Y la tercera es que quiero recomendar este libro por el amplio abanico de ejercicios y prácticas que hay para estimular, provocar, aprender, o que te contagien ese talento que si no lo has descubierto ya puede estar por llegar. 
Este libro es muy recomendable para jóvenes, para gente de mi edad, pues todo lo que está explicito en el libro lo refuerza con un ejemplo de personas famosas y conocidas que descubrieron su talento y lo hicieron brillar pero antes fracasaron y pudiéndose hundir, levantaron la cabeza y siguieron adelante.





Durante el verano leí "El Principito" de Antoine de Saint-Exúpery, 1943. Al principio pensé que era un cuento para niños, pero después es absolutamente todo menos eso. La obra se basa en metáforas sobre la vida, el amor y la niñez. El protagonista, el principito aún posee esa inocencia que tiene uno en la niñez sin entender como un adulto no ve aquello que él puede ver. La historia refleja como a medida que uno crece va perdiendo y abandonando los sueños que tenía. Quiero remarcar un par de frases que han hecho que parase de leer para apuntarlas en una hoja: “El tiempo que perdiste en tu rosa hace que tu rosa sea especial”. “Solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible a los ojos”.



No me cuentes tu vida, de Luís García Montero, narra la historia de Juan y Ramón, un padre y un hijo que por diferencias lógicas generacionales, no pasan por el mejor momento de su relación. La historia combina la narración de la propia vida de Juan (el padre), de Ramón (el hijo) trasladando la acción a la generación que sufrió el exilio (anterior a Juan).



La historia se entremezcla con los exiliados en el este (Rumania) y los nuevos emigrantes (también Rumanos), jugando este país un papel clave en la narración.



“No me cuentes tu vida”, es una frase con que los jóvenes han callado a sus padres cuando éstos trataban de aportarles su experiencia. Una historia de relaciones familiares y de frustración en la educación de los hijos y de la dificultad que representa al verlos crecer, como dice su autor en el libro “Envejecer bien significa asumir errores y esperar que los hijos no tropiecen en la misma acera, en la misma piedra. Nuestra juventud quiere vivir de nuevo, sólo que con más experiencia, en la piel de nuestros hijos. Se tienen hijos, entre otras cosas, para huir de las piedras.”





 


Os recomiendo la lectura de Kirmen Uribe, Lo que mueve el mundo. Cuenta la historia de una niña de ocho años que fue evacuada del País Vasco en mayo de 1937. La vida de la familia de acogida sufrirá un cambio profundo. Una historia llena de ternura y sensibilidad, pero que a la vez no nos deja indiferentes frente a la terrible historia del exilio. 

                           
                                                 

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